Ing. Agr. Gastón Viani, Ing. Agr. Francisco Javier Pasqualini e Ing. Agr. Darío Germán Ganem
Según fuentes oficiales, en lo que va del 2017 en la región del sudeste de la provincia de Buenos Aires, el registro de lluvias superó en más de 100 mm el promedio anual. Durante todo el invierno las lluvias fueron constantes, y ante este panorama, los productores paperos de la región se encuentran frente al desafío de tener que lograr una buena cama de siembra que permita un eficaz crecimiento y desarrollo de su cultivo, con poco margen de tiempo para plantar en fechas óptimas.
El principal problema de realizar labranzas en suelos con exceso de humedad es la pérdida de estructura del suelo debido a las fuerzas ejercidas por el peso de las maquinarias e implementos utilizados. A este fenómeno se lo conoce como compactación del suelo y según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), es la forma de degradación más seria causada por prácticas agrícolas convencionales. Esto hace disminuir la porosidad total y la macroporosidad (porosidad de aireación) del suelo. Como demuestran diferentes investigaciones, los poros son esenciales en la dinámica del perfil del suelo, ya que permiten el movimiento de agua, aire y nutrientes necesarios para el desarrollo de las plantas. Los efectos que la compactación produce, se traducen en un menor desarrollo del sistema radical de las plantas y por lo tanto, un menor desarrollo de la planta en su conjunto, lo que redunda en una menor producción (Figura 1).
Figura 1. Desarrollo de un cultivo en un suelo sin restricciones físicas de suelos (a) y el mismo cultivo desarrollándose en un suelo que tiene un estrato de suelos compactada (b) (fuente: www.abcagro.com)
El sistema radicular de las plantas de papa es mucho más sensible a condiciones desfavorables del suelo que otros cultivos. La papa extrae menos agua de cada capa de suelo y es mucho menos efectiva en cuanto a la exploración radicular si la comparamos con los cereales. El momento en el cual las raíces son más sensibles a la compactación, se da durante las primeras 3 a 4 semanas después de la plantación, donde se registran las mayores tasas de crecimiento radicular.
La compactación del suelo reduce la capacidad de absorción de agua y toma de nutrientes, no sólo por restringir la exploración radicular, sino también porque reduce el movimiento de agua y nutrientes dentro del suelo. Además, está demostrado que los suelos compactados en condiciones de excesos hídricos pueden reducir en un 30 % la mineralización del nitrógeno a partir de la materia orgánica del suelo e incrementar en un 20 % las pérdidas por desnitrificación del nitrógeno incorporado por medio de fertilizantes.
Se pueden encontrar problemas de compactación a diferentes profundidades dentro del perfil del suelo, lo que puede a afectar de diversas formas el normal desarrollo del cultivo y crear dificultades en las distintas prácticas de manejo.
Al trabajar suelos con exceso de humedad, es muy común que queden en la superficie masas de suelo compactado que luego al romperse originen terrones, los cuales pueden traer como consecuencia:
Es fundamental conocer que existe una llamada oportunidad de labor, la cual depende de la interacción existente entre el tipo de suelo y las condiciones ambientales. Cada tipo de suelo tiene un rango de humedad considerado óptimo para realizar las labores. De acuerdo con diferentes investigaciones, la consistencia del suelo varía con su contenido de humedad, entendiendo por consistencia a la característica física que gobierna las fuerzas de cohesión-adhesión, responsables de la resistencia del suelo a ser moldeado o roto.
Cuadro 1. Variación de la consistencia en relación la humedad del suelo y consecuencias de labranzas
Tipos de consistencia | Consecuencias de labranzas | |
---|---|---|
Suelo seco | Dura | Formación de terrones |
Suelo húmedo | Friable | Óptimas condiciones para el laboreo |
Suelo mojado | Plástico | Amasamiento y compactación |
Suelo saturado | Viscoso | Amasamiento y compactación |
Como se muestra en el cuadro 1, las condiciones óptimas para realizar un buen trabajo están dadas cuando la consistencia es de tipo friable. Una forma práctica de saber si el lote se encuentra en este estado, es tomando un agregado de suelo y ejercer presión mediante el dedo índice y pulgar. Si el suelo se desmenuza fácilmente bajo una presión de ligera a moderada, entonces la consistencia es friable.
De acuerdo con lo expuesto anteriormente, se puede decir que cuando se deben realizar labores para mover el suelo, incorporar los restos vegetales de cultivos anteriores y preparar la cama de siembra para dejar un suelo mullido y de granulometría intermedia, las condiciones óptimas se dan con un suelo de consistencia friable. Solo en el caso de realizar labranzas de profundidad con subsoladores o cinceles, puede ser conveniente el trabajo en condiciones de consistencia dura que permita romper las capas compactadas
Como se comentó en la introducción de este artículo, a la hora de tomar una decisión en las condiciones actuales, el productor papero debe lidiar con el bajo margen de tiempo para preparar su lote antes de la plantación. En muchos casos, el productor por realizar una plantación temprana, se ve tentado a realizar trabajos en condiciones que no son óptimas, como trabajar en suelos con excesos de humedad. En estos casos se debe tener conciencia de los efectos que puede traer aparejada esta decisión, por un lado, en cuanto a la calidad y rendimiento del cultivo, y por otro en cuanto a la degradación del suelo del lote.